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El autógrafo que nunca fue (y la Game Boy que no valía tanto)
Lo urgente casi siempre grita más que lo importante. Pero lo importante... es lo que se queda.
🪩 Combates pixelados vs. ídolos reales o “Que tonto fui aquel día”
Tenía unos 10 años cuando fuimos a visitar a unos primos. Todo normal… hasta que apareció la joya de la corona: una Game Boy.
En casa no teníamos consola, así que aquello era como encontrar el Santo Grial. Mi primo me la dejó, y yo me puse a jugar al WWF como si me fuera la vida en ello. Estaba en pleno combate cuando mi primo entró de golpe:
—¡David, que Esnaider está abajo, en el fisio! ¿Vienes a pedirle un autógrafo?
(Esnaider era el delantero estrella del Zaragoza en esos años. Para mí, algo así como ver a un Pokémon legendario en persona (aunque descubriría los Pokemon años mas tarde.)
Levanté la vista un segundo, pero volví al juego.
—Nah, paso. Luego bajo.
—¡Pero está aquí ahora! Igual se va enseguida.
—Déjame, que estoy en mitad de un combate.
Y ahí me quedé.
Treinta minutos después, bajé corriendo. Pero ya era tarde. Esnaider se había esfumando. Me quede sin autógrafo, por canelo (eso dijo mi primo)
Allí me quedé. Con mi dosis de dopamina… y sin mi pedazo de historia.
🤔 La reflexión: lo trivial no siempre parece trivial en el momento
Ese día aprendí algo que sigo repasando 30 años después:
Cambiar algo valioso y único por algo inmediato y sin impacto es una decisión silenciosa… pero muy costosa.
Porque esas decisiones no duelen al principio. Son pequeñas, casi invisibles. Pero dejan huella. Y cuando te das cuenta, ya no hay “ctrl+Z”.
Y esto no es solo cosa de niños. Nos pasa hoy, todo el tiempo:
Cancelas un café importante por un correo urgente.
Dices "no tengo tiempo" a una conversación con tu hijo… por un informe que ni recordarán mañana.
Pospones ese paso clave en tu proyecto… por 10 notificaciones que ni sabrás por qué abriste.
Y el problema es que en el momento, todo parece normal. Lógico incluso. Pero si lo miras con distancia, te preguntas: ¿qué narices estaba pensando?
Herramientas prácticas para decidir mejor
Aquí tienes algo simple para detectar si estás a punto de caer en una "decisión Game Boy".
1. Filtro de impacto temporal
Pregúntate:
¿Importará esto dentro de 1 hora?
¿Y dentro de 1 mes?
¿Y dentro de 1 año?
Si solo pesa en la primera… quizá estás priorizando lo urgente por encima de lo importante.
2. Regla del 10/10/10
Inspirada en una técnica de Suzy Welch:
¿Cómo me sentiré con esta decisión dentro de 10 minutos?
¿Y dentro de 10 meses?
¿Y dentro de 10 años?
Funciona porque te obliga a salir del piloto automático y ver la película completa.
3. Lista de prioridades vitales
Toma 10 minutos y escribe:
3 cosas que realmente valoras (ej. familia, crecimiento, salud)
3 acciones semanales que las cuiden
Luego úsala como brújula. Si algo que vas a hacer no cuida ninguna, empieza a sospechar.
🧠 El sesgo de la semana: el descuento hiperbólico
Este sesgo es un ladrón silencioso. Nos hace sobrevalorar placeres inmediatos (scroll, galletas, excusas) y subestimar los beneficios futuros (proyectos, salud, relaciones).
¿Por qué?
Porque nuestro cerebro está programado para el ahora. Lo lejano nos parece borroso, incierto, menos emocionante.
Por eso:
Preferimos 20€ hoy que 50€ en dos semanas.
O saltarnos el gimnasio porque "total, por un día…"
O jugar a la Game Boy en vez de bajar a por ese autógrafo único.
💥 ¿Cómo neutralizar el descuento hiperbólico?
Haz el futuro más tangible.
Visualiza de forma concreta lo que ganarás o perderás a largo plazo. No pienses “estaré más sano” —piensa: “podré subir las escaleras con mis hijos sin asfixiarme”.Date pequeñas recompensas ahora por elegir bien.
¿Has priorizado lo importante? Date un capricho pequeño. Así engañas al cerebro para que asocie la elección sabia con placer inmediato.Reduce la fricción para lo importante.
Ten a mano lo que sí quieres hacer (el libro, la app, la agenda) y pon obstáculos a lo trivial (notificaciones, pestañas, tentaciones fáciles).Anticípate a tu “yo impulsivo”.
Decide en frío lo que harás en caliente. Ejemplo: si a las 20:00 me entra el bajón, no abro redes. Salgo a caminar. Punto.
En resumen…
Ese día no conseguí el autógrafo.
Pero conseguí algo mejor: una alarma interna que se activa cuando estoy a punto de elegir lo fácil en lugar de lo valioso.
No siempre suena a tiempo.
Pero cuando lo hace, sé qué hacer.
Y tú…
¿Qué estás priorizando ahora mismo? ¿Un combate pixelado… o algo que de verdad importa?
Si este tipo de decisiones (pequeñas pero decisivas) te suenan familiares y te gustaría trabajar tu claridad para priorizar mejor…
Escríbeme. Acompaño a líderes y equipos precisamente en eso: elegir con intención, avanzar con foco y dejar de perder autógrafos por combates que no importan.
Nos leemos en la próxima edición.
— David G. Sanz
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