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Tener un Plan B no es de cobardes. Es de estrategas.
🚨 El momento en que las balas silbaron y el entrenamiento nos salvó.

📖 Todo parecía tranquilo… hasta que silbó la primera bala
Estábamos en mitad del campo de maniobras, en una vaguada, comiendo tranquilos. Era uno de esos ejercicios rutinarios en Burgos. Nada fuera de lo normal.
Hasta que algo pasó.
Primero fue un silbido. Luego, otro. Y otro más.
Sonaban silbidos por encima de nosotros.
No estábamos en Afganistán ni en Irak, pero teníamos claro lo que estaba volando sobre nuestras cabezas: balas reales.
Estábamos, sin saberlo, en la línea de tiro de otro ejercicio con fuego real.
En ese momento no hubo gritos. No hubo más instrucciones que un código,
una señal que significaba que teníamos que salir pitando de allí.
Cada miembro del equipo se subió a su vehículo.
Los conductores bajaron las escotillas.
Dimos la vuelta. Con cuidado, coordinados. Sin hablar.
Actuamos por procedimiento.
Y salimos de allí.
Nadie se quedó paralizado. Nadie preguntó ¿Qué hacemos?
Porque ya lo sabíamos. Porque lo habíamos entrenado.
Y no una vez. Muchas.
Yo era de los pocos jefes de Batería que se empeñaba en practicar la conducción con las escotillas bajadas.
Era incómodo. Hacía calor.
Desde dentro, solo veías el exterior por unas ventanitas estrechas, no mucho mas grandes que la pantalla de un móvil.
La visibilidad era mínima.
Y para los conductores, una tortura.
Pero insistía. ¿Por qué?
Porque me enseñaron una máxima que nunca se me olvidó:
Planifica sobre lo más probable.
Pero prepárate para lo más peligroso.
Ese día, en mitad del susto, entendí el valor real de tener un plan.
Pero sobre todo, de haberlo practicado hasta la saciedad antes de necesitarlo.
Y sí… después, cuando ya estábamos en zona segura,
nos temblaron las piernas.
La adrenalina subía a borbotones,
hubo risas nerviosas, pero nada que lamentar.
En el momento clave, nadie dudó.
Porque la mente ya sabía lo que tenía que hacer.
🧠 ¿Y en tu vida? ¿Tienes ese plan?
No necesitas un blindado para entender esto.
En tu día a día también hay momentos donde todo salta por los aires:
Un problema familiar inesperado.
Una decisión que no puede esperar.
Una reunión que se complica.
Un viaje que se retrasa.
Un apagón. Literalmente.
Y cuando eso pasa… ¿sabes qué hacer?
¿Tiene tu cerebro un plan de respaldo o solo confía en improvisar?
💡 Tener un plan B no es rendirse
Hay quien cree que tener un plan B es de cobardes.
Que es no confiar en tu plan A.
Pero no es eso.
Un plan B no es de rendidos. Es de preparados.
Es lo que te permite arriesgar de verdad en tu plan A.
Porque sabes que, si todo falla, no te vas al abismo.
Es lo que apaga el ruido mental.
Porque tu mente ya no necesita gastar energía buscando salidas.
Las tiene claras. Las ha ensayado.
No hablamos de control obsesivo.
Hablamos de tranquilidad operativa.
🔁 Control por procedimiento: saber que los tuyos también saben
Esto va más allá de ti. Tener un plan es importante.
Pero más importante aún es que tu equipo o tu familia también lo conozca.
Eso es el control por procedimiento:
cuando no necesitas comunicar nada,
porque todos saben qué hacer si algo falla y,
lo más valioso, tu sabes lo que están haciendo.
Ejemplos reales:
Si se cae la conexión y tienes reunión, ¿Qué haces tú? ¿Qué hace tu equipo?
Si estás en un centro comercial con tus hijos, ¿sabéis todos dónde reuniros si os separáis?
Si vas con un 2% de batería, ¿tu pareja o amigos saben dónde encontrarte si no das señales?
Parece exagerado, hasta que pasa.
Y entonces, agradeces haberlo pensado.
🛠 Cómo crear tu propio Plan B (sin paranoia y con cabeza)
1️⃣ Identifica los escenarios críticos
¿Qué situaciones podrían desestabilizarte por completo?
👉Apagones.
👉 Urgencias familiares.
👉 Cortes de comunicación.
👉 Fallos técnicos justo antes de una entrega.
Haz una lista. Aunque parezcan improbables.2️⃣ Define una respuesta clara para cada caso
No lo dejes a la improvisación. Escríbelo:
👉 “Si no tengo cobertura, quedamos en X sitio.”
👉 “Si falla internet, pasamos al plan B.”
👉 “Si no llego a tiempo, lo priorizado es esto.”
El plan no es para vivir con miedo.
Es para vivir con menos ruido mental.3️⃣ Comunícalo con tu entorno
No sirve de nada si solo tú lo sabes.
Tu familia, tus amigos o tu equipo tienen que estar alineados.
👉 Define qué hacer si no saben de ti.
👉 Establece reglas simples que puedan seguir.
👉 Repetidlas si hace falta.
Eso es el control por procedimiento.
No solo tener un plan. Que todos lo conozcan.4️⃣ Simúlalo mentalmente
De vez en cuando, pregúntate:
🧠 “¿Qué haría ahora si esto fallara?”
🧠 “¿A quién avisaría? ¿Dónde iría?”
Esta práctica entrena tu mente para no bloquearse.
Y baja muchísimo el estrés si algo realmente ocurre.5️⃣ Revisa y actualiza tu plan periódicamente
Tu vida cambia. Tu plan también debería hacerlo.
👉 Nuevos proyectos.
👉 Cambios de rutina.
👉 Gente nueva en tu equipo o familia.Haz una pequeña revisión cada seis meses.
No lleva más de 10 minutos. Pero da muchísima tranquilidad.
🧠 Sesgo de normalidad: cuando subestimas el desastre
Hay un sesgo que nos juega malas pasadas cuando todo va bien: el sesgo de normalidad.
Ese que te susurra al oído:
“Tranquilo, si nunca ha pasado nada, no va a pasar ahora”.
Y claro… te lo crees.
No haces un plan B.
No piensas en alternativas.
No entrenas escenarios.
Porque ¿para qué vas a prepararte para algo que nunca ha ocurrido?
Pero los fallos no avisan.
Los sistemas colapsan en silencio.
Y cuando algo revienta… ya es tarde para ensayar.
👉 Este sesgo te hace evitar pensar en un plan B.
👉 Te convence de que “ya improvisarás si llega el caso”.
👉 Y te deja vendido cuando lo inesperado se vuelve real.
Tener un protocolo, un “modo de fallo”, un checklist para el caos… no es de paranoicos.
Es de personas que entienden que lo raro también pasa. Y que cuando pasa, más vale tener algo pensado.
🎯 En resumen…
Un plan B no te hace débil.
Te hace ágil, claro y tranquilo.
Porque cuando todo falla,
no hay tiempo para pensar.
Solo para actuar.
Y si ya sabes qué hacer,
no hay pánico.
Solo ejecución.
📩 ¿No sabes por dónde empezar?
Eso sí puedo ayudarte a construirlo.
✅ Analizar tus escenarios más comunes.
✅ Trazar protocolos claros y flexibles.
✅ Ensayarlos contigo o con tu equipo.
Llevo años ayudando a personas y empresas a reducir ruido, clarificar decisiones y preparar escenarios complejos.
Si quieres trabajar conmigo, hablemos sin compromiso: LINK
Porque la vida no siempre avisa.
Pero tú sí puedes estar listo.
Nos leemos,
David G. Sanz
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