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El estrés no siempre grita. A veces, solo aprieta los dientes.
Una historia real, un diario para ver lo invisible y un sesgo que nos hace normalizar lo que nos está haciendo daño.

📖 Todo parecía bajo control… hasta que abrí la boca
Hace un tiempo, fui al dentista para una revisión de rutina.
Me senté en la silla, abrí la boca y, al cabo de unos segundos, el dentista me suelta:
—¿Aprietas mucho los dientes por la noche?
Me pilló desprevenido.
¿Yo? ¿Apretar los dientes?
No sabía qué decir. Me costaba dormir, pero ni idea de lo que hacía mientras dormía.
Él siguió a lo suyo, como si nada y remató:
—Tienes muchísimo desgaste en los caninos. Esto es bruxismo. Si sigues así, te vas a cargar la dentadura.
Bruxismo.
1. m. Med. Rechinamiento de dientes involuntario que se produce especialmente durante el sueño.
Entonces vino la pregunta que, sin saberlo, me desmontó:
—¿Tienes mucho estrés en el trabajo?
Y claro, respondí lo de siempre…
—¿Yo? Qué va. Todo bien.
Mentira. Pero de esas que te las crees a pies juntillas.
Me fui a casa y empecé a rumiar la idea. Busqué algo de información. Leí un par de cosas sobre el bruxismo, el estrés, insomnio... Y, cuanto más leía, más me sonaba todo.
Fue como si las piezas de un gran puzle empezasen a encajar. El problema que el puzle era mi propia destrucción.
Dormía mal.
Vivía a base de cafés.
No paraba en todo el día.
Y lo peor: pensaba que era super productivo.
Empecé a unir los puntos.
El estrés no me pegaba gritos. No me dejaba inmóvil.
Era más sutil. Más silencioso.
Pero estaba ahí, en segundo plano, haciendo mucho ruido sin que yo lo oyera.
Sentía que estaba en la cresta de la ola cuando, en realidad estaba al borde de un precipicio.
Ese día entendí que no era normal vivir con tensión en la mandíbula, ni con la cabeza dando vueltas a mil cosas.
No se trató de un gran susto, ni de una epifanía. Fue más bien una pequeña sacudida de realidad. Lo justo para empezar a prestar atención. Y empezar a aprender a cuidarme
Y sí, todo empezó en una visita rutinaria al dentista.
🧪 No soy psicólogo, pero…
No soy terapeuta ni especialista en salud mental.
Lo que sí soy es alguien que ignoró las señales hasta que desgastó sus dientes.
Y aunque no puedo darte una solución terapéutica,
sí puedo ayudarte a observarte mejor,
a entender qué te está quitando la energía
y cómo empezar a reconectar contigo y trazar un plan.
Porque en mi caso fue bruxismo.
En el tuyo, puede ser insomnio, soriasis, reflujo, colon irritable, dolor de cuello…
Las señales varían. Pero el mensaje suele ser el mismo:
Tu cuerpo está hablando a gritos y tu, solo subes la música.
📔 Diario del estrés invisible
Una buena forma de empezar a detectar el estrés real no es preguntar cómo estás…
sino qué te está quitando el sueño.
Literal.
Porque el estrés no siempre se presenta con un ataque de ansiedad.
A veces aparece como una ceja que tiembla, una contractura que no se va,
o esa sensación de que por la noche tu cabeza hace más ruido que el motor de una Harley.
Pregúntate esto:
¿Qué pensamientos se repiten justo antes de dormir?
¿Qué temas vuelven una y otra vez cuando apagas la luz?
¿Qué conversaciones pendientes o ideas recurrentes aparecen en bucle en tu cabeza a las 3 de la mañana?
¿Qué tareas te generan nudo en el estómago con solo pensarlas?
¿Qué situaciones o personas aparecen como fantasmas en el insomnio?
La mayoría de las veces, el origen del estrés no está en el trabajo en sí…
sino en lo que no estás enfrentando.
👉 Cosas que postergas.
👉 Conversaciones que no te atreves a tener.
👉 Decisiones que te asustan.
👉 Expectativas que no son tuyas pero llevas como si lo fueran.
Escribe todo eso. Sin filtros.
No para solucionarlo todo hoy, sino para empezar a sacar el ruido de tu cabeza y ponerlo en relieve
A veces, poner cara a un problema es un gran comienzo
🛠️ En esto sí te puedo ayudar
No tengo todas las respuestas, pero sí tengo herramientas para que empieces a ver claro:
Analizar tu situación actual (con datos, no con excusas).
Detectar lo que te está drenando sin darte cuenta.
Trazar un plan de acción con sentido (no otro “debería…” en tu lista).
Ajustar tu equilibrio trabajo-vida para que funcione para ti.
No puedo tratar tu estrés pero si, analizar las causas de este y mitigarlas.
Llevo mas de 15 años ayudando a equipos y personas a optimizar su tiempo,
a tomar decisiones sin tanto ruido y aprender a auto liderarse antes de liderar a otros.
Si estás en ese punto de:
Sé que esto no puede seguir así, pero no sé por dónde empezar…
escríbeme respondiendo a este mail, o reserva una sesión gratuita aquí. En serio, te puede ayudar.
🧠 El sesgo de habituación: cuando lo anormal se vuelve rutina
Hay una trampa en la que muchos caemos: te acostumbras al estrés.
Lo integras. Lo normalizas. Crees que siempre ha sido así.
Que dormir mal es parte del juego. Que vivir tenso es el precio del éxito.
Eso es el sesgo de habituación:
cuando llevas tanto tiempo conviviendo con un problema, que dejas de verlo como tal.
Y no. Que sea habitual no significa que esté bien.
🛠 Tips para romper el sesgo de habituación (y volver a ver lo que ya dabas por hecho)
1. Cambia el contexto para reactivar la atención
Haz pequeñas modificaciones en tu entorno
Esto activa tu sistema de alerta y vuelve a enfocar tu cerebro en lo que antes ignoraba.
2. Agenda revisiones conscientes
No esperes a que algo “salte”. Programa momentos específicos para revisar:
3. Hazte estas 3 preguntas incómodas cada semana:
¿Qué me está drenando energía sin que me dé cuenta?
¿Qué estoy aceptando porque “ya me he acostumbrado”?
¿Qué era importante para mí y ahora ya ni lo noto?
4. Usa la técnica de “ver con ojos nuevos”
Pídele a alguien que te dé feedback sobre cómo te ve últimamente.
Escribe una carta como si fueras tu yo de hace 3 años mirando tu vida actual.
🎯 En resumen… lo que no se ve, también pesa
Pensamos que gestionar el estrés es controlar el calendario.
Pero no. Muchas veces es dejar de callar lo que el cuerpo grita.
Dormir bien. Respirar. Decir “no”. Volver a ti.
Porque si no lo haces tú, tu cuerpo lo hará por ti.
Y créeme, no suele avisar con delicadeza.
Nos leemos!
David G Sanz
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